Nace este espacio de textos propios una noche lluviosa de Septiembre, a poco de empezar la primavera.
Nace de encontrar el momento preciso y celebrarlo como tal.
Nace de la libertad descarada y de una decisión de expresión.
Nace, y es un nacimiento deseado, luz de una gestación alegre, compartida, alentada.
Nace, y sólo por nacer ya es crecimiento.
Un día me calcé por alas dos hojas de papel...

7 de septiembre de 2012

Aleteo

Desde acá,
desde lo alto del semáforo,
la ciudad parece muy pequeña
y a la vez inmensa.

Se apagan los faroles,

se enciende la ciudad.
La gente sale a la calle,
no paran de andar.


Viento fresco en mis plumas,
horizonte rosado,
mis días siempre empiezan observando,
entonces me siento tan lejos de los humanos...


La jungla de cemento se acelera.
Pronto invade el murmullo,
el griterío, bocinas,
y sirenas.


Bato las alas, 

me sacudo un poco el alma.
Ya vi demasiado esta mañana.


Voy a pasar las próximas horas 

patrullando el espacio 
entre el cielo y el suelo;
pisando el aire,
dibujando el tiempo.


Sabe Dios que no hay día
en que no me detenga a pensar
que hace miles de años
que los Hombres quieren ser pájaro.
Y yo nunca pedí ser paloma.

¿Quién le dijo que yo quería volar?.

Yo quería ser Hombre,
y caminar la vida,
y andar de ciudad en ciudad.


Bato las alas,

me sacudo un poco el alma.
Ya vi demasiado esta mañana.


El mundo no se empuja 

con la fuerza de la libertad,
sino con la utopía 
que nace de los límite
imposibles de desatar. 

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