Me gusta y no me canso
de andar enmusicada por la dársena,
que cada vez la miro como si fuera la primera,
con una tarde mediante que se pone celeste, lila, amarilla, y se estrella.
Todo en nomás dos horas que me parecen un día.
Me siento, me cuelgo, me viento, me aguo, vuelvo a andar, me cuelgo andando.
Todo en un rato desobligado y a la expectativa del instante.
Pesando en el próximo minuto,
pensando en de acá a diez años
y pensando en vos, y en vos, y en vos, y en mí.
Voy, vuelvo, entro, y salgo.
Compro en un Carrefour Express (que encuentro muy barato!, no sé).
Me siento turista en la ciudad que habito