Brota la alegría.
De repente.
Llueve felicidad.
Son reveladores esos días
en que nada
sale mal.
Y uno no sabe de dónde,
no sabe por qué,
pero
no tiene sentido
cuestionar
lo que por si solo
ya es.
Mi sonrisa
pasa a ser
un lunar más
en la piel
y mi Yo pequeña
se ríe
a carcajadas,
baila,
hace piruetas,
ahí
en la parte invisible
de mi ser.
Cuando la advierto,
voy y le cuento
en secreto
que ha crecido,
que lo ha hecho muy bien.
Que ha sorteado
las dificultades,
y se ha amoldado
astutamente
a la posibilidad.
Le susurro
que se sienta
orgullosa
de estar alcanzando,
al ritmo justo
y preciso
que tiene la curva
de su tiempo,
esos sueños
que solía
dibujar
incansablemente
sentada en el andén.
Brota la alegría.
De repente,
Llueve felicidad.
Son un tesoro esos días
en que nada
sale mal.
Nace este espacio de textos propios una noche lluviosa de Septiembre, a poco de empezar la primavera.
Nace de encontrar el momento preciso y celebrarlo como tal.
Nace de la libertad descarada y de una decisión de expresión.
Nace, y es un nacimiento deseado, luz de una gestación alegre, compartida, alentada.
Nace, y sólo por nacer ya es crecimiento.
Un día me calcé por alas dos hojas de papel...
5 de octubre de 2012
Tabú
Me gustaría
verte
dejando de
tenerle
miedo
al miedo,
aceptando que
el miedo
existe
y no serás
más
cobarde
por tener
miedo,
y que sólo
entonces
hablemos
de si
era
o no
angustia
el miedo.
verte
dejando de
tenerle
miedo
al miedo,
aceptando que
el miedo
existe
y no serás
más
cobarde
por tener
miedo,
y que sólo
entonces
hablemos
de si
era
o no
angustia
el miedo.
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